POR: HÉCTOR RINCÓN
La candidatura Mockus ha pasado de la utopía al idealismo; del idealismo al romanticismo; del romanticismo al realismo y ahora está por los lados del favoritismo.
Todo ese cambio se da porque la clase política, incluido el uribismo arrogante, ha cumplido su ciclo y los colombianos creen urgente un cambio en el decorado. Y creen que ha llegado la hora de que el país se refresque con nuevas ideas impulsadas por nuevas inteligencias.
Ese cambio no está ni va a estar exento de una guerra en su contra que ya comenzó con la propaganda negra. Y se incrementará con la unión de todos los políticos voraces en contra de la candidatura Mockus. Porque los políticos de todos los pelambres saben que con un gobierno de Mockus se les acabarán prebendas y no tendrán cabida sus discursos caducos.
Será una contienda frontal y grosera porque el establecimiento luchará a fondo por no dejarse arrebatar el botín. Pero en la medida en que la política de siempre saque sus garras contra lo que representa Mockus, el país que ha estado en cuclillas crecerá más y más.
Puntillazo. El continuismo que representa Juan Manuel Santos hace cuentas triunfales sobre los 12 millones de ciudadanos que habitualmente votan. Ignora que el censo electoral son poco menos de 30 millones. Hechas las sumas y restas, hay una franja de 18 millones parqueada en el abstencionismo o en la boca del túnel de salida de los nuevos votantes. Esa es la franja del nuevo país. Y por es franja es hasta posible que Mockus gane en la primera vuelta.
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