POR: JAVIER SANTAMARÍA
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La llamada “Chacha”, “cachifa”, “sirvienta” o despectivamente remoqueteada “manteca”, son parte esencial de toda familia de estrato cuatro a seis en nuestro país. Aunque en la mayoría de veces no se les reconoce su dedicación y esfuerzos y sus derechos laborales se ignoran por completo, ellas siempre están prestas a satisfacer la más mínima necesidad de cada miembro de la familia de la que forman parte importante.
“Detrás de toda gran Ama de casa, hay una gran empleada domestica”: sin duda que si, y lo ratifican ese desayuno minuciosamente servido, el pantalón milimétricamente planchado que tiene puesto, el suculento almuerzo que usted tomara hoy, el olor a limpieza que se respira en la casa o esa cama impecablemente tendida que le espera tras una ardua jornada laboral. Estas son tan solo parte, de las múltiples funciones que cumple religiosamente la empleada domestica, la mano derecha de las Amas de casa.
Las hay maternales, rezongonas, chismosas, sicorígidas, coquetas y en su gran mayoría leales hasta la muerte; Gracias a estas “virreinas del hogar”, usted señora puede irse a su trabajo tranquila y con la seguridad de que su hogar lucirá siempre como una tacita de té y marchara como infalible reloj suizo.
Quiero hacer un pequeño homenaje a estas servidoras del hogar, a las que el melodrama, un género que en principio estaba dirigido a sus patronas y por ahí derecho a ellas mismas, por supuesto, nunca las ha obviado y contrariamente desde que existe la telenovela, "LAS CHACHAS DE LA TV" han jugado papel primordial en un sin fin de historias. Repasemos a algunas de las empleadas domesticas más carismáticas y recordadas de la televisión:
Por allá en los ochenta irrumpió en la pantalla chica una gorda simpaticona, extrovertida y traviesa que trabajaba en la casa de una familia muy particular: Los Vargas, ¡sí señor!, me refiero a Josefa, la de Aposentos Tuta y que interpreto inigualablemente la querida Marú Yamayusa, quien con este personaje y cada una de sus ocurrencias hizo las delicias de todos los televidentes cerca de una década, en la comedia “Dejemos de vainas”.
La frase “India patí rajada, animal de monte” fue muy popular a finales de los setenta, solía emplearla constantemente Doña Teresa Gutíerrez caracterizada como Brígida Paredes, en la exitosa telenovela “La Abuela”, cada vez que arremetía contra su fiel empleada Zenobia, una campesina representativa del departamento de Boyacá: humilde, sumisa, muy honrada y con una capacidad de aguante extrema. La fiel Zenobia soporto mil y una ignominias por cuenta de su desalmada patrona. Personaje caracterizado por la señora actriz Ana Mojica.
En la comedia “La Posada” los televidentes lograron empatía con una pícara domestica llamada Engracia de Dios, o mejor conocida como “Grace”, la masca chicle entrometida y cómplice de las tres inquilinas estudiantes de la pensión donde trabajaba. El rol corrió por cuenta de la actriz Adriana Franco.
También en las postrimerías de los setenta, la actriz Margoth Velasquez se lució interpretando a la fiel esclava Jonatas, la compañera y confidente de Manuelita Sáenz, en la telenovela del mismo nombre que protagonizo la señora actriz María Eugenia Dávila. Un personaje y una interpretación dignos de rememorar.
En “Las aguas mansas”, el melodrama más exitoso a nivel internacional del señor Julio Jiménez y que sirvió de base para la no menos exitosa telenovela “Pasión de Gavilanes”, nos encariñamos con una servidora del hogar tierna, humilde y muy sensata llamada Quintina, el polo a tierra de los tres hermanos Reyes. El personaje en ambas versiones fue muy distinto, pero sin duda la actriz Rosa Virginia Bonilla se destaco más en la versión original.
Internacionalmente recordamos a la agreste Mariana Villarreal, la campesina hermosa que se enamora del joven de la casa, en la telenovela mexicana que más se ha visto en el mundo y se ha doblado a más idiomas y dialectos con un éxito avasallador: “Los ricos también lloran”, el trampolín a la fama de la señora Veronica Castro.
No podríamos dejar de mencionar a la negra Dolores, servidora en la hacienda de Los Limonta en “El derecho de nacer”, ni tampoco a la peculiar domestica de la comedia “Doctor Cándido Jaramillo”, de la que se hizo una versión en Colombia que protagonizaron Gloria Gómez, Carlos Muñoz y Consuelo Luzardo.
De repente estos nombres no le son familiares a las nuevas generaciones, pero igualmente, hoy también se dejan seducir por el encanto de las modernas domesticas del siglo XXI:
DULCINEA: Es la entrometida y fiel servidora de Los Iriarte en la telenovela comedia “Los Reyes”. “La vaca putrefacta” como suelen llamarla sus patrones se ha ganado la simpatía de todos los televidentes y es que pese a los detestables apelativos con los que se refieren a ella y de que la han echado injustamente varias veces gracias a su franqueza, Dulcinea tiene una lealtad a toda prueba.
La actriz Carmenza González quien viene de interpretar a Quintina en “Pasión de Gavilanes”, por lo que corría un gran riesgo al asumir un personaje por la misma línea, pero ella ha logrado matizarlo y separar uno del otro con mucho acierto.
MELANIE: La sexy domestica de la telenovela-comedia “La Ex”, algo mojigata, mañosa y manipuladora, la mosquita muerta que no quiebra un plato, pero si se la deja quiebra toda la vajilla, ella vive en función de sus encantos para conseguir lo que se propone, inclusive recurrir a cualquier artilugio que la saque de su no merecido destino como empleada domestica. Personaje que sirve como retorno a la pantalla chica de la actriz Andrea Guzmán ( la temperamental Yadira de “Pedro el escamoso”)
En el programa de humor más antiguo de la televisión Colombiana “Sábados Felices” nació una empleada del hogar pintoresca y emblemática llamada Cleofe, ella con sus dichos y apuntes sarcásticos y tiernos, nos robo más de una sonrisa, tristemente con la desaparición de su progenitor Carlos “El mocho” Sánchez, también se nos fue Cleofe, pero sin duda el recuerdo de ambos seguirá por siempre indeleble.
CARMEN MARINA TORRES: interpreta a la amorosa nana, cómplice y consejera de María Teresa en la telenovela “La tormenta”, ha dedicado por entero su vida a criar y educar a su niña, a la que siente como de sus entrañas. Es grato que el señor Kiko Olivieri y el staff de libretistas que lo acompañan, le hayan dado trascendencia en la historia a este personaje y a una actriz negra, ya que aunque no se reconozca, aun prevalece cierta discriminación con los actores de color, a los que por regla general siempre se les asignan roles de servidumbre con escaso dialogo o con muy cortas apariciones. Carmen Marina Torres no los ha defraudado y su trabajo se destaca por la entrega y profesionalismo que le ha impreso al mismo.
No dude en agradecer y respaldar, aunque sea una vez al año, con un sincero abrazo acompañado de un simple “gracias”, todo el apoyo que le brinda a usted esa mujer abnegada, laboriosa que trabaja en su hogar, en su mayoría, cabezas de familia que han tenido que sacrificar la suya por brindarle comodidades y bienestar a los suyos. Ellas conocen nuestros secretos, nuestros gustos, nuestras mañas, defectos y virtudes, por eso trátela siempre con consideración y decencia y porque no, después de leer este articulo, intente enmarcarla dentro de toda la estela de personajes de la ficción que han pasado por nuestra pantalla chica.