Sunday, April 25, 2010
LA CRISIS, VISTA DESDE CARACAS...
Por: Juan David Laverde Palma / Enviado especial, Caracas
Tensión política. Eso es lo que se palpa en una ciudad llena de contrastes, donde la cotidianidad implica ver un busto de ‘Tirofijo’ cerca de otro de Martin Luther King
Bajo el sol canicular de Caracas transitan las versiones polares del régimen chavista. La orilla oficialista critica con veneno al gobierno Uribe, le cargan la promoción de una campaña de desprestigio hacia Chávez y la calentura política binacional; le endilgan un DAS corrompido por el paramilitarismo que espía más allá de las fronteras permitidas o dicen que se entregó la soberanía colombiana al aceptar el acuerdo de las bases con Estados Unidos (yanquis, dirán ellos). La otra esquina, en cambio, ve el enemigo adentro. Cuenta que hay una componenda para perpetuar la tensión entre ambos países con el fin de exacerbar el patriotismo, mientras el venezolano de a pie olvida los descalabros en la gestión del coronel y que permitir estatuas de Tirofijo es una provocación inaudita.
En el entretanto, la frontera padece los estragos continuados del bloqueo comercial, la economía ilegal atiza el polvorín y las denuncias de lado y lado por presuntos excesos de militares con civiles ya están en conocimiento de la ONU y la OEA. Es el epílogo de una semana perturbada, que se inició el lunes con un multitudinario desfile en Caracas por el Bicentenario de la Independencia, evento al que asistieron varios jefes de Estado de Latinoamérica —sin Uribe, claro—. El miércoles trascendieron denuncias de paramilitares asesinando a diestra y siniestra en Cúcuta y arrojando los cuerpos al río Táchira; y apenas el jueves una efigie del extinto comandante de las Farc, Manuel Marulanda, erigida en el fronterizo municipio de El Amparo, volvió a encrespar los ánimos. El canciller Jaime Bermúdez declaró contrariado que nadie puede “arrogarse el derecho de hacerle reconocimiento a un terrorista que le ha traído a Colombia muerte y terror”. El presidente Uribe dejó ver su irritación.
Aunque las relaciones binacionales, con pasos de animal grande, profundizaron sus grietas en el último año, fue la detención de ocho colombianos en Barinitas (estado de Barinas), hace un mes, la que desató la tempestad política. Fueron rotulados como espías por unas fotografías —dicen que 50.000— de plantas termoeléctricas e hidroeléctricas y “unos sospechosos documentos en inglés”. Todos están recluidos en las instalaciones del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebín), aunque en cuestionario respondido a El Espectador, publicado ayer, dos de las implicadas aseguraron que confían en la justicia venezolana, que todo se trata de un malentendido y punto. Ángel Pastor Giraldo, padre de tres de los detenidos, hermano de Cruz Elba Giraldo y cuñado de Juan Carlos Cossio —pareja de esta última—, cuenta que de espionaje nada sabe. Lo suyo son los helados, dice, desde hace 21 años se trasladó a Venezuela para hacer paletas y así ha sobrevivido con su empresa Maky Helados.
El presidente Chávez dijo otra cosa: que la compañía de Ángel Giraldo y su familia en Barinitas era una fachada para soplones. Y hasta sugirió que ellos podrían estar detrás de un plan para atentar contra instalaciones eléctricas. Una acusación bien peculiar, pues resulta que hace tres años Giraldo le envió una carta a Hugo Chávez en la que le comenta las estrategias que viene desarrollando su empresa para ahorrar energía. “Sugerimos que si se hace un estudio minucioso a los aspectos antes expuestos, puede resultar una gran sorpresa y un gran complemento en las estrategias de ahorro de energía”, le escribió entonces. Hoy, quién lo creyera, a “los espías heladeros”, como algunos burlonamente los identifican, los acusa el propio Chávez de tener fotos sospechosas de plantas termoeléctricas e hidroeléctricas. Quizá buscaban ideas para proponerle nuevamente al Gobierno de la Revolución cómo economizar energía en estos tiempos de escasez.
Y algo más, la última lectura de energía a su empresa en Barinitas registra el consumo de 2.023 kilovatios. Hace dos años, por las mismas fechas, fue de 4.166 kilovatios. “Somos ahorradores de energía —dice Giraldo—, pero ahora el señalamiento es que se pretendía atentar contra la infraestructura energética. Esperemos que el error que se está cometiendo se corrija pronto”. Reitera que, queriéndolo o no, sus familiares, un trabajador de Maky Helados y otros dos colombianos que también fueron detenidos por sospecha, quedaron atrapados en la confrontación política que impone la agenda de los gobiernos Chávez-Uribe. Si su firma es una fachada para encubrir espías, como afirmó el mandatario venezolano, cómo entender que hubiera prestado las instalaciones de Maky Helados para promover un referendo para destituir al ex alcalde Iván Maldonado, con quien tenía serias diferencias Narciso Chávez, hermano del presidente.
Documentos en poder de este diario demuestran el recorrido comercial de la firma de Giraldo. Certificados notariales señalan que Maky Helados se constituyó con un capital de 80.000 bolívares hace muchos años y, para más señas, en una valoración que le hizo Veninsa (entidad gubernamental encargada de otorgar créditos a microempresas) a la compañía en abril de 2007, se reportó que el año anterior la empresa de Giraldo vendió más de 1’200.000 paletas. Este recorrido financiero e incluso la cercanía de los Giraldo al chavismo arrojan muchas dudas sobre la tan mentada conspiración. Vuelve a ubicarse el asunto en la tensión política. Desde su lugar de detención, Cruz Elba Giraldo y su sobrina Isabel, en respuesta al cuestionario de El Espectador, ponen las cosas en perspectiva: “Somos países hermanos desde siempre y, por tanto, debemos tener las mejores relaciones”.
Juan David Laverde Palma / Enviado especial, Caracas -EL ESPECTADOR.COM
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