Monday, April 12, 2010
TELENOVELA VENEZOLANA PERDIÓ LA BRÚJULA
La crisis en la industria es severa. Hay un solo seriado nacional en pantalla
No tiene rating y no se vende como antes. Hiere el orgullo y la idiosincrasia aceptar una realidad innegable: la telenovela nacional atraviesa su peor crisis en sus 56 años de historia. Y, lo peor, la sirena que anuncia la ambulancia que viene a rescatarla, no se escucha.
Pero qué le sucedió a la fábrica de sueños que reventó los indices audiencia con Topacio, la primera teleserie nacional doblada al inglés. La misma que le robó el sueño a millones de espectadores que se derrumbaron en lágrimas con el melodrama de Cristal, la telenovela que le abrió las puertas a toda Europa a los culebrones venidos de América Latina y que por si fuera poco se transmitió siete veces en España.
La culpa es del refrito
Algunos de los libretistas, que han hecho célebre al género consideran que la debacle de la industria no se debe falta de historias. Sino mas bien, a los falsos criterios y decisiones erradas de los ejecutivos, pues como escribiera el autor ruso Antón Chéjov, "lo importante no es la historia, sino cómo la cuentas".
Para Delia Fiallo, máxima autoridad en el mundo de la telenovela, y quien firmó los éxitos Topacio, Cristal, Leonela y Kassandra, transmitidos por RCTV, en los 80, la llamada época de oro de la telenovela venezolana, fue la crítica quien le hizo daño al género, alejando a los jóvenes escritores que pudieron engrandecerlo.
"Nunca entendieron que la telenovela no es literatura, es entretenimiento, que no está dirigida a las minorías selectas, sino al hombre medio. Gustan porque retratan la vida de gente común, les ayudan a transitar por el camino diario, alivian sus preocupaciones y les permiten soñar", opina Fiallo.
Fiallo también tacha como responsable de la debacle del género, a un recurso que ella maneja al dedillo: "el arte del remake o "refrito".
Una fórmula empleada, recurrentemente, por RCTV y Venevisión, los canales que más producían telenovelas en Venezuela. Recientemente, y antes de salir del aire en TV abierta y de los sistemas de suscripción, RCTV Internacional usó el recurso, trasmitiendo: Mi prima Ciela, Toda una dama, Calle luna calle sol, adaptaciones de Elizabeth, Señora y Marielena, respectivamente.
"Pero el remake tiene su riesgo, porque los libretos originales terminan deformados minuciosamente, aunque las situaciones siguen siendo las mismas, así que todo se vuelve demasiado repetitivo y previsible", sentencia.
Martin Hanh, autor de Angélica pecado y La mujer de Judas, entre otras historias transmitidas en el 2000 por RCTV, considera que la telenovela nacional vive una situación límite. "Se ha llevado una industria rentable a la quiebra y como el azúcar o el café, resulta más fácil importarlo que producirlo con talento venezolano", dijo.
La política agudiza la crisis Rossana Negrín, la escritora que desarrolló Mi Gorda Bella, inspirada en el guión de Carolina Espada, opina que la crisis de la telenovela la agudizó la política.
"Esta decadencia comenzó mucho antes que el Gobierno ejerciera presión sobre los medios. Es parte de un error de forma que tiene el sistema televisivo que siempre ha considerado que el éxito de la telenovela se debe fundamentalmente a sus protagonistas", asegura Negrín sobre el riesgo de dejarle el peso de la historia a los rostros que le darán vida a los personajes, y no a la calidad del producto.
"Ahora la calidad parece un elemento aleatorio al que dan poca importancia, pero que finalmente se tornó en contra del género, y por eso la telenovela dejó de ser un suceso dramático capaz de convocar público para convertirse en un catálogo de rostros guapos con historias más o menos digeribles", apunta Negrín.
Mónica Montanés, escritora de Harina de otro costal, la nueva apuesta dramática de Venevisión define como inexplicable la caída del producto nacional. "Es una sucesión de hechos desafortunados. Se acaba un canal y el que queda al aire se confía, ahora que Televen sale con historias colombianas muy buenas y fuertes, para las que no aplica la Ley de Contenidos", apunta.
Pero, además, la crisis y el bajo rating generó cambios hasta en el horario de emisión de los teleseriados. "Las telenovelas que el canal puso al aire (Un esposo para Estela y Tomasa Tequiero), no fueron el éxito que se esperaba. Y ahora termino yo con Harina de otro costal, a las 8:00 p.m.". Y lo que es más grave, es la única telenovela venezolana al aire en la TV abierta.
Daniel Uzcátegui
EL UNIVERSAL
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