
VALERIE DOMÍNGUEZ
Redacción de El País
La serie de televisión basada en el libro "Los caballeros las prefieren brutas", reabre un debate que enfurece a las feministas y cuestiona a los machistas.
Una mujer moderna debe ser lo suficientemente inteligente para doblegar su orgullo y hacerse la bruta si es necesario para ganar la batalla”, les sugiere Isabella Santo Domingo a sus congéneres en el libro ‘Los caballeros las prefieren brutas’, cuya versión para televisión será lanzada el 22 de febrero por Sony Channel.
El consejo de ‘hacerse la bruta’ es repudiado por muchas pero válido para Belky Arizala, la cara de Colmundo Noticias, quien confiesa que ha visto “huir a muchos hombres” por no seguir al pie de la letra el principio básico del libro.
La razón, dice, “es que a los hombres les da miedo una mujer dinámica, libre, empresaria, preparada, que tenga voz y voto. Por eso tenemos que hacernos las brutas para no ahuyentarlos”.
“Les asusta tener al lado una mujer más inteligente o más astuta”, coincide la actriz Carolina Sepúlveda, de la telenovela ‘Gabriela giros del destino’, quien rompió hace poco con un hombre que se sentía menos que ella en el plano profesional, y en la vida misma. “Comprobé que él no era tan inteligente como pensaba. Un hombre verdaderamente inteligente prefiere a una mujer que no lo haga quedar mal”.
Claro que a veces sí se vale hacerse la inútil, admite Carolina: “Yo digo de una que no soy la mejor cocinera, pues me gusta que me inviten a comer”.
Al consultorio de la psicóloga Annie de Acevedo llegan diariamente casos de mujeres que mientras más terreno ganan en el campo profesional, más pierden en el sentimental: “Es que muchos hombres se acobardan ante una mujer de alto perfil, porque aún están atados al rol de protectores y proveedores”.
Muchos de sus pacientes masculinos, de 28 a 35 años, le han confesado a la psicóloga que “buscan como pareja una mujer inteligente con la que puedan tener diálogos interesantes”.
Lo que no quieren son “mujeres castradoras que los hagan sentir menos hombres”. Está claro: inteligente y castrante son cosas muy diferentes.
El periodista Daniel Samper Pizano, quien hizo el prólogo de ‘Los caballeros las prefieren brutas’, señala que “sólo los más brutos, inseguros, débiles, pusilánimes y envidiosos ven a las mujeres profesionales e independientes como una competencia”.
El periodista Poncho Rentería sentencia que “ninguna mujer es bruta, son los seres humanos más inteligentes que existen” y dice que la campaña que Isabella promueve es “para que todas se hagan las brutas, todo para conseguir una vida confortable, para que los hombres sigamos pagando la cuenta del restaurante”.
La invitación está abierta para todas las mujeres: “hágase la bruta”, dice Isabella, sobre todo al cocinar, al manejar, al planchar y al acercarse a la tecnología. “Hágales creer a los hombres que son los que mandan en la casa”.
Para Mónica González*, dama de la alta sociedad caleña que prefirió reservar su verdadero nombre, hacerse la bruta es uno los secretos de todo buen matrimonio. Ella cuenta que la clave de llevar más de cuatro décadas junto a su esposo ha sido fingir. “Aunque conozco los indicadores económicos, finjo no identificarlos, sólo para que él crea que me está enseñando. A ellos les encanta tener que enseñarle a uno, para sentirse más importantes”.
Sin embargo, otras mujeres le apuestan a la sinceridad, como María Claudia Álvarez, directora de la seccional de Occidente de la Cámara Colombiana de Infraestructura, quien asegura que “una mujer no debe fingir en ninguna parte, y menos en su hogar, así los hombres se sientan temerosos. En el fondo lo que temen es perder el protagonismo”.
En eso coincide Francisco Lourido, presidente de la Sociedad de Agricultores y Ganaderos del Valle, quien manifiesta que “entre más inteligencia exista en una casa, mucho mejor. Al lado de un gran hombre debe haber una gran mujer con criterio para discernir, independientemente de que sea profesional o no”. Para él, la teoría del libro es sólo una broma.
Pero Santo Domingo parece hablar en serio cuando dice: “Debemos aparentar que no somos competencia para nuestras parejas. Podemos trabajar toda la vida, ganar reconocimientos profesionales, ascensos, pero si en casa nos perciben como competencia, no nos volverán a ver como la dulce mujer con la que se casaron (posiblemente engañados con que no matábamos ni una mosca) y nosotras nunca lograremos nuestro objetivo principal en la vida: que nos mantengan”.
Manual de la ‘bruta’ inteligente*
1. Bruta en la cocina.”¿Por qué no nos conviene desplegar ante ellos nuestras habilidades culinarias? Porque no es que no sirvamos ni para cocinar, es que hay que hacerse las que en la cocina sólo sabemos hacer hielo, las que hasta un té se nos quema para que logremos por fin que de ellos salga la ‘idea’ de contratar ayuda”.
2. Bruta para la tecnología. “¿Por qué será que nos conviene fingir que nos atropella la tecnología, que supuestamente no sabemos ni prender un computador y el celular siempre se nos descarga? Pues para poderle revisar a nuestras anchas los mensajes en su e-mail sin que sospeche siquiera que nos sabemos de memoria su clave”.
3. Bruta para los deportes. ”Nada que les saque más la piedra que gritar canasta cuando lo que está viendo es fútbol. Que en vez de la jugada, haga comentarios sobre los jugadores y su buen “estado físico”. Nada peor que una bruta entusiasta. Esto para que vaya a hacer desorden a otra parte y ni de peligro le vaya a tocar a usted recoger las latas de cervezas vacías de él y de todos sus amigotes”.
4. Brutas al volante. “¿Por qué nos conviene que crean que somos tan brutas al volante que, aparte de ponerle gasolina al auto y hundir el acelerador, por nuestra cabeza jamás pasa que de vez en cuando hay que revisarle el aceite o, que cuando la llanta se pincha hay que cambiarla? Pues para que les toque a ellos llevarnos a hacer las vueltas jartas del banco y para que la llanta la cambien ellos y así no nos dañemos el manicure. También esto ayuda para que luego de fundirlo por tercera vez en el año, les toque cambiarnos de carro. Preferiblemente por uno último modelo y convertible”.
5. Brutas para el clóset. “A ellos les encanta que uno los consienta y, como niños chiquitos, muchos de ellos confunden a la esposa con la mamá. Y como la mamá era la que les sacaba todas las mañanas la ropita... Pues ofrézcase usted también a hacerlo. ¿Por qué necesariamente nos conviene hacernos las daltónicas, las que de moda sabemos lo que ellos saben de punto de cruz, quemarles la ropa y fingir que somos pésimas amas de casa? Para que no vuelvan a pedirnos que planchemos o les saquemos la ropa”.
6. Brutas con complejo de masajista. “¿O, por qué creen ustedes, las novatas aún en el tema, que nos conviene esperarlos, luego de un duro y largo día de trabajo, sospechosamente amables y dispuestas a hacerles masajitos en el cuello mientras los torturamos en el intento? Pues para pedirles algo, generalmente muy costoso. Para aprovechar y darles una mala noticia que generalmente tiene que ver con su tarjeta de crédito. Para que de su cabeza salga la idea de ir a un spa a relajarse y de paso le toque llevarnos”.
*Fragmentos del libro ‘Los caballeros las prefieren brutas’, de Isabella Santo Domingo.
Estadisticas Gratis