Saturday, May 13, 2006
EL ENCANTO DE LAS TELENOVELAS BRASILERAS
LOS PORMENORES DE LA BRECHA GENERACIONAL
Por: Javier Santamaría
jahesa@hotmail.com
Corrían los años ochenta cuando tímidamente irrumpieron en la pantalla chica colombiana los melodramas hechos en Brasil, en ese tiempo el terreno estaba ampliamente abonado por las telenovelas mexicanas y venezolanas, rivalizando ambas por ganarse la simpatía de la tele audiencia.
Poco conocíamos del producto carioca, de sus actores, de sus historias, pero no fue necesario que pasara mucho tiempo para que la telenovela brasilera se convirtiera en un rival de cuidado, pues logro con su encanto cautivar a la tele espectadores que sucumbieron ante producciones como “La esclava Isaura” ( primera versión), “La Mestiza”, “Dancing Days”, “Loco Amor”, “Ronda de piedra” entre otras, con las que la extinta programadora Cinevisión se apunto un verdadero acierto. Paralelamente los televidentes empezaron a inquietarse por conocer detalles de la trayectoria y vida de actores y actrices brasileras como Fabio Júnior, Lauro Corona (q.e.p.d), Antonio Fagundes y Gloria Pires.
Quizá lo que más llamo la atención fue el despliegue casi cinematográfico en una telenovela, las historias distantes del clásico melodramón producido en México y Venezuela. El único talón de Aquiles fue sin duda el regular doblaje al español, que por esa época se hacia en Venezuela y que por lo general aniquilaba la esencia original de los puntuales y cuidados diálogos.
Por esos avatares de las licitaciones de la Televisión Publica, la programadora Cinevisión, abanderada en el posicionamiento de la telenovela brasilera, quedo por fuera varios años, periodo que unido a la protesta de la asociación de actores colombianos ante la mengua drástica de sus posibilidades laborales, gracias a la reducción de la cuota del producto nacional en la parrilla televisiva por el exceso de telenovelas extranjeras, terminaron por casi desterrar el producto brasilero de la pantalla chica nacional.
Años más tarde reaprecio en la televisión colombiana una telenovela brasilera que venia con el antecedente de romper record de sintonía en su país, se trataba de una historia de época que entremezclaba, humor, intriga, realismo mágico llamada “Roque Santeiro”, un retrato de la idiosincrasia carioca, que se presento en formato de serie los sábados y domingos, estrategia que resulto perjudicial y propició que pasara sin pena ni gloria.
De ahí en adelante, los canales nacionales UNO y A, no se arriesgaron más con producciones brasileras y le siguieron apostando a los melodramas mexicanos y venezolanos.
Cuando se inauguraron oficialmente los llamados Canales regionales, gracias a la propuesta programación cultural para la cual fueron inicialmente estructurados, se generaron altibajos de sintonía y notables perdidas económicas, por lo que como paliativo, fue necesario darle entrada al producto más comercial y rentable del medio televisivo: la telenovela.
Canales regionales como Teleantioquia y Telepacifico no dudaron en adquirir producciones brasileras como “La próxima victima”, “El Rey del ganado”, “Por amor”, con buena receptividad, pero esta vez, el poco apoyo de la industria regional aboco a las pequeñas programadoras a desaparecer y las que lograron sostenerse, aun sobreviven gracias al apoyo de la Comisión Nacional de Televisión y con programación básicamente regional, en la que son abanderados los noticieros.
El canal A persistió con una telenovela brasilera en su afán de competirle desventajosamente a los recién inaugurados canales privados. Se trataba de las producciones “Terra Nostra” y “El Clón”, de resonante acogida en el ámbito latinoamericano, pero que como cosa rara aquí no funciono, esencialmente por la enorme brecha generacional durante la que ha estado ausente la telenovela brasilera de la televisión colombiana. En segunda instancia, tras la reestructuración del llamado Canal del León, Canal Caracol adquirió “El clón”, pero con muy pobres expectativas y tras casi tres años de haberse emitido parcialmente, la ubico por “decencia”y cortesía con los televidentes seguidores de la misma, en un horario indigno.
Para nadie es un secreto que la telenovela colombiana tomando ciertos patrones del melodrama brasilero, sin llegar al plagio, forjó su propia identidad, haciéndose única dentro del gran conglomerado del melodrama latinoamericano, además de convertirse en la madre y pionera de la llamada Telenovela-comedia. Por eso me extraña sobremanera que se diga por parte de los zares de la televisión colombiana que la telenovela brasilera ya no cala en el gusto de la tele audiencia colombiana y que estas siempre estarán sujetas a ser relegadas por las mexicanas.
Una premisa cuestionable y que solo sirve para justificar actualmente la exagerada cantidad de telenovelas mexicanas en nuestra televisión, a cuenta de los convenios que sostienen los canales privados con las grandes productoras aztecas.
He tenido la oportunidad de ver tres telenovelas brasileras de reciente producción y solo puedo concluir que indiscutiblemente siguen siendo las reinas del melodrama mundial, seguidas muy cerca de nuestras telenovelas colombianas y no estamos pecando de engreídos: “ A Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar”.
Se trata de las producciones: “El color del pecado”, “La esclava Isaura” segunda versión y “Pimienta con chocolate”, en la que queda sentado el amplio bagaje y versatilidad de la televisión carioca en la producción de telenovelas.
La primera es básicamente un culebrón clásico, muy en la honda mexicana, con un aderezo de irreverente humor, que de repente se hizo para contrarrestar la insipiente inquietud que han despertado algunas telenovelas mexicanas presentadas en Brasil por la contendora de O Globo Tv.
La segunda un refrito del viejo éxito de los ochenta, esta vez producido por una televisora independiente, pero destacable en todos los aspectos, actualmente la emite para Colombia el canal capitalino CITY TV.
“Pimienta con chocolate”, es una simpática historia de época salpicada de romanticismo, humor, muy buenas interpretaciones y una impecable factura. Escrita por Walcyr Carrasco, la protagonizan Murilo Vinicio (El Clón) y Mariana Ximenes (Siete mujeres). He de recalcar que el doblaje es excelente, nadie puede negar que los estudios mexicanos son lideres en esta materia y han logrado mantener la esencia original de los diálogos y los actores que prestan sus voces empatizan y viven con cada uno de los personajes.
Esta telenovela mantiene el encanto de las producciones de otrora, las mismas que en la década de los ochenta cautivaron a la tele audiencia colombiana, siempre habida de propuestas arriesgadas y de gran calidad.
Por eso la categórica premisa que pordebajea el culebrón y lo supedita a historias insulsas, traídas de los cabellos, plagadas de estereotipos y antivalores a cuenta de que los televidentes supuestamente se sientan frente al televisor solo para entretenerse con basura y chatarra televisiva y no contemplan siquiera la opción de discernir, juzgar y contemplar reclamar otros aspectos distintos que retribuyan en su provecho, ya esta mandada a recoger, si todavía ustedes señores productores, libretistas y presidentes de canales, no lo han advertido.
Mis apreciados televidentes está por demás decir que ustedes tienen derechos y se merecen alternativas y variadas opciones en materia de melodramas. ¡Exíjanlas!.