Tuesday, July 12, 2011
COLUMNAS Y NOTAS PARA RESALTAR
¿Qué calidad de programas están viendo sus hijos en la televisión?
El niño tiene 5 años, habla como un capo y dice que no va a estudiar, porque va a ganar mucha plata enviando coca a otros países. No se trata de Bart Simpson. Es un caso médico que atiende en su consultorio la psicóloga Mara Tamayo. El pequeño permanece en terapia para salir de esa fantasía a la que entró sin que sus padres se dieran cuenta, al meterse de lleno en el personaje de una telenovela.
¿Es usted acaso un padre de familia desesperado por el bombardeo de información que reciben niños y adolescentes a través del televisor? ¿Se ha sentido impotente ante las escenas de contenido sexual explícito, violento o apocalíptico que abundan en las telenovelas, los noticieros, los comerciales y hasta en el que parece el más inofensivo de los documentales?
¿Qué hacer cuando su hijo le pregunta aterrado por algo que vio en la televisión? ¿Cambiar el canal? ¿Apagar el aparato? ¿Cancelar su suscripción? La psicóloga Tamayo nos dice qué hacer. Tome nota y que su hijo no le diga: “Tengo papá, mamá y televisor”.
Caso 1: una niña se pregunta por qué dos mujeres se besan en una escena de la telenovela ‘A mano limpia’.
“Mi nieta de 12 años y mi nieto de 6 me preguntaron en estos días por qué una niña quería besar a otra en esta novela, si las dos son mujeres, no un hombre y una mujer. Los niños de 1 a 7 años, o incluso hasta los 12 años, no están en capacidad de discernir sobre este tipo de comportamientos que no encajan dentro de su cotidianidad”, cuenta la psicóloga.
Los adultos debemos explicarles de la manera más natural, sin escandalizarnos, que es un comportamiento que se da entre personas del mismo sexo, pero que no es lo usual. Lo que no hay que hacer es quedarse callado o cambiar el canal sin explicarles por qué lo hacemos.
“Al dialogar sobre este tema, mi nieta terminó confesándome que en su colegio vio a dos niñas besándose en el baño. No hay que taparles la realidad, pero sí tratar de que vean programas adecuados para su edad y aclararles sus dudas, para que tengan una estructura firme cuando les llegue el momento de decidir”, concluye la psicóloga.
Caso 2: a un adolescente le encanta el programa de dibujos animados ‘Padre de Familia’, de FX, donde un niño llamado Stewie fuma, toma licor y tiene sexo con sus muñecos.
Para David, el adolescente en cuestión, este programa, aunque es grotesco, deja enseñanzas: “En un capítulo mostraron a Britney Spears como un mal ejemplo para las niñas, porque las ha enseñado a ser caprichosas y a creerse diosas que pueden hacer lo que quieran. Stewie la maltrata, y aunque no se les debe pegar a las mujeres, les dice a las niñas que no se parezcan a ella, que sean ellas mismas”.
La psicóloga Mara Tamayo advierte: “no podemos tener adultos en miniatura. El niño tiene que comportarse como niño y hablar como niño”.
Y recomienda el libro ‘Escucha, pequeño hombre’, del psicólogo Carl Rogers, donde critica eso de presionar a los niños a que adopten comportamientos adultos.
Tamayo advierte que los padres deben estar pendientes de qué programas ven los niños, incluidos los dibujos animados, para que los menores no desarrollen conductas poco acordes con su edad.
Caso 3: un niño de 4 años repite con frecuencia la expresión: “Pequeño demonio”, una frase que le dice Homero a su hijo Bart cuando lo ahorca en la serie de dibujos animados ‘Los Simpson’.
Con mucha tranquilidad, papá o mamá deben sentarse con su hijo a dialogar y expresarle que esas frases que está repitiendo no son dignas de él, que no tiene por qué expresarse así. Que uno escucha muchas cosas en los programas, pero que no tiene que repetirlas, porque son inapropiadas.
Que hay muñecos que enseñan cosas buenas, pero otros no. Que así es en la vida real, que hay personas buenas, que nos cuidan, y otras malas que nos hacen daño.
Caso 4: un niño de 12 años dice que no quiere hacer las tareas ni ir al colegio porque vio en un programa que el mundo se va a acabar y el universo ‘implosionará’.
“Esos documentales llenan a los niños de temores, pesadillas y terror nocturno”, asegura la psicóloga. Y recomienda que en este tipo de programas los acompañe un adulto.
“No podemos encerrar al niño en una burbuja, tapar el sol con un dedo o mantenerlo ajeno a la realidad”, agrega. La televisión es una buena herramienta, pero hay que ayudarlo a formar una autoestima alta, capacidad de discernir y seguridad, para que entienda que no todo lo que pasa en las películas, pasa en la vida real.
Tome el control. Consejos
Los niños deben ver televisión el menor tiempo posible. Hay que escoger bien los programas y el adulto debe tener la suficiente autoridad para decidir qué deben ver y qué no. No al punto de prohibirles, sino de enseñarlos a ser selectivos.
No es conveniente que los niños tengan televisor en su cuarto. No están en condiciones de tener aún una decisión seria frente a lo que pueden ver.
Un niño abandonado afectivamente por sus ocupados padres, no tiene quién lo guíe o lo oriente. Se torna rebelde y asume más fácilmente ese comportamiento agresivo que ve en la televisión, como un mecanismo para vengarse por la desatención.
Siéntese con el niño. Indíquele que lo que ve en los noticieros es real, que eso pasa, que no necesariamente va a pasar ahora, pero que son situaciones que se le pueden presentar y que tendrá que saber manejar.
Hasta los documentales de Animal Planet que parecen tan inofensivos, tienen que recibir el acompañamiento de un adulto. Por ejemplo, explicar por qué algunos animalitos matan a sus crías cuando éstas nacen con defectos. Hay que preguntarles qué piensan de eso, para sensibilizarlos.
Y si no tenemos la respuesta a sus preguntas, ser sinceros y decirles que vamos a investigar.
Cuando las niñas se creen Hannah Montana y los niños asumen roles como el de capo, hay que desmitificarles el personaje: es bueno decirles que aunque éstos pueden existir en realidad, sus comportamientos no son siempre lo que se espera de una persona. Y explicarles qué consecuencias negativas les traen sus actos ilícitos o inapropiados.
Dato clave
Tenga en cuenta
No hay que concebir la televisión como una nana. Los papás ven en el aparato la fórmula de calmarlos y tenerlos quietos. Esto es un error. No hay que prohibir la Tv., hay que dosificarla y darle un acompañamiento adecuado, que implique un diálogo sincero y amoroso.
Nota de ELPAIS.COM- CALI-COLOMBIA
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