Por: Javier Hernando Santamaría
Colombia es un país que por sus características topográficas y climáticas, goza del privilegio de contar con envidiables recursos naturales y estar clasificado como el mayor poseedor de biodiversidad en el mundo, clasificándose como un verdadero paraíso terrenal, paradójicamente admirado más por extraños, que por propios.
Colombia el país de las esmeraldas más hermosas, el del café más excelso, la que tiene ciudadanos felices pese a las adversidades que se presentan, la que vibra con el futbol, donde se producen los mejores culebrones contemporáneos, el mayor productor y exportador de narcóticos, adquiere la vergonzante connotación, honoris causa, de ser ahora el Paraíso de los corruptos.
No sé qué siente usted al escuchar las noticias que involucran el desfalco aberrante, continuado y multimillonario que padece nuestra amada Patria desde hace décadas a manos de los infames corruptos, que han encontrado en Colombia su dorado Paraíso, ¿asco?, ¡rabia, impotencia, ganas de…! , o por el contrario le vale huevo y se sumerge en el cómodo y egoísta ostracismo, ese que le facilita la tarea a estos compatriotas deshonestos y cínicamente desleales con la Patria que los vio nacer y principalmente con los millones de connacionales sumidos en la pobreza absoluta, el desempleo, la desesperanza inserta como dardo venenoso en sus corazones y que los impulsa obligadamente a delinquir, acrecentando la horripilante e indeseada violencia que nos asfixia desde que tenemos uso de razón.
Muchos colombianos, para bien o mal, han decidido irse buscando nuevos horizontes, asumiendo el rol de intrusos peregrinos en países del llamado primer mundo, expuestos a la detestable xenofobia, a la humillación de ser arrimados en Patria ajena, todo por culpa de las iniquidades vitalicias que afronta ese Paraíso terrenal del que se han apoderado los corruptos y los violentos sin causa, pero que añoran y aquilatan ahora más que nunca, ellos partieron obnubilados por los sueños americano y español, unos siguen igual o peor que antes y otros lograron trascender las barreras culturales e idiomáticas, formando una nueva vida.
Los que seguimos en este Paraíso mantenemos una postura de asombro e indignación, pero de inmediato nos pasmamos y todo sigue igual, la vida sigue discurriendo como si nada y los corruptos reinando y lo peor es que tienden a multiplicarse como una plaga apocalíptica que aniquila los sueños de las nuevas generaciones y tiene aplastada la esperanza de quienes nos ganamos el pan con el sudor de nuestras frentes.
¿Dónde están los colombianos honestos?...acaso son una especie que tiende vertiginosamente a desaparecer, como están desapareciendo muchas especies de este Paraíso terrenal bendecido por Dios o quizás como diría un escéptico agnóstico un Paraíso custodiado por Satanás.
¡No más Nule, no más Moreno, no más Abadía, no más politiqueros hambrientos de riqueza, no más presidentes corruptos con cara de héroes, no más Uribitos, no más reinas actrices descaradas usufructuadoras, no más Jazmín Becerra, no más, apiádate Señor de Colombia!.
¡No hay derecho! así y como van las cosas nunca se logrará hacer de Colombia un país digno donde prepondere la justicia y la equidad social, con esta recua de corruptos seguiremos en la inmunda, hasta que el pueblo levante su voz y diga ¡BASTA YA!.
Postdata: Parece que el Señor escucho nuestras oraciones y nos envió un ángel de justicia que está cumpliendo a cabalidad su misión esperanzadora.
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