Wednesday, March 9, 2011

Cali, ¡la gran sucursal de los moteles!



Por: Javier Santamaría

Mi querida ciudad Santiago de Cali es reconocida internacionalmente con alegorías populares que pretenden hacerle justicia a la capital del Valle del Cauca, entre las que tenemos: “La sucursal del cielo”, “La Capital Cívica y Deportiva de América”, “La sultana del Valle”, “La capital mundial de la salsa”, “Un paraíso atravesado por un río”, “Un jardín de hermosas mujeres”, “la capital dulce de Colombia”, “Cali es Cali y lo demás es loma” y otras tantas que surgen día a día, pero sin lugar a dudas un lema muy bien ganado en la actualidad es:

“Cali, la gran sucursal de los moteles”


Los famosos sitios de encuentro amoroso pululan en cada esquina de esta urbe de cemento que crece paulatinamente, desaletargándose del atraso urbanístico en el que venía sumida. El auge del negocio motelero ha provocado que dichos establecimientos busquen ahora asentamiento en barrios residenciales de todos los estratos, ante el asombro de sus habitantes, que no entienden como las autoridades competentes permanecen impávidas ante esta situación.

Un informe del Departamento de Planeación Municipal revela que el 80% de estos moteles y residencias no cumplen con las normas del POT y adquieren los permisos aduciendo inicialmente la apertura de un apartahotel u hotel de paso, cuyo fin oficial es el alquiler de habitaciones por días, pero después subrepticiamente adquieren las características propias de una residencia o motel, destinado para encuentros amorosos por horas.

Moteles y residencias en Cali hay para dar y convidar, con infraestructuras muy disímiles que van desde las más simples, pasando por las sobrias y elegantes y unas ¡muy llamativas!, pero por lo aberrantemente ¡estrambóticas!, todas con un catálogo de servicios muy variado cuyos precios están sujetos a la temporada, pues en fechas especiales como el día del amor y la amistad, el día de la secretaria y durante la feria decembrina, es imposible hallar una habitación disponible, como consecuencia las tarifas de inmediato se inflan. Contrario a lo que sucede en las temporadas frías en las que se desata una campaña publicitaria que busca atraer clientes a granel, bajando precios y aumentando las horas de servicio.

Los taxistas son quienes más se benefician con el funcionamiento de los moteles y residencias, ya que se convierten en relacionistas públicos directos cuando son incentivados monetariamente por los administradores para que en sus recorridos se den a la caza táctica de clientes; estos profesionales del volante obtienen un porcentaje de ganancia casi simbólico, pero de cliente en cliente, se hacen una buena “liga”, con la que muchas veces completan la entrega diaria.

En tiempos pasados las residencias y los moteles eran considerados sitios de lenocinio, lugares para el pecado, refugio de infieles y no sé que otros absurdos apelativos, que convertían la entrada a un motel en una proeza de reverberante ingenio, que conllevaba consigo orquestar mil mañas, sobre todo las utilizadas para tratar de convencer a las damiselas más renuentes, a ser llevadas a estos “antros del pecado”.

La situación hoy en día es completamente distinta, las damas ya no se avergüenzan al entrar a moteles o residencias, concurren a estos lugares con la mayor naturalidad del mundo y para complacencia del género masculino.

Quizás usted nunca ha pisado un motel y solo tiene referencia de estos sitios por terceros o avisos publicitarios en revistas o la web, lo cierto del caso es que su proliferación ilegal en la capital vallecaucana, la convierte hoy en: ¡ la gran sucursal de los moteles!.

@critico67

jahesa@hotmail.com