Wednesday, May 12, 2010
GUERRA DE RUMORES
A 18 días de elegir al nuevo presidente, los programas de gobierno de los candidatos no son tema de discusión; lo que parece importar es cuál de los aspirantes se parece más a Álvaro Uribe.
Que Antanas Mockus no es católico. Que Juan Manuel Santos debe responder por los “falsos positivos” (muertes de civiles presentados como ilegales por el Ejército). Que Noemí Sanín es como una “vieja loca” que habla y habla. Que Gustavo Petro es el preferido de Hugo Chávez. Que....
A tres semanas de elegir al nuevo presidente de Colombia, los programas de gobierno de los candidatos no son tema de discusión en las calles, lo que parece importarle a la gente es cuál de los aspirantes se parece más o menos al actual mandatario, Álvaro Uribe.
Y es que como cada cual habla del toro como le va en la corrida, los uribistas ven en el candidato del partido de La U y ex ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, la continuidad de la política de Seguridad Democrática que defendió a capa y espada el actual mandatario. Su campaña incluyó en la última semana una propaganda radial en la que un imitador de la voz de Uribe asegura que “confía en Juan Manuel”. Las críticas no han parado.
Los antiuribistas se volcaron en lo que se ha llamado la “marea verde” que apoya al candidato por el Partido Verde, Antanas Mockus, quien lidera la mayoría de las encuestas. El profesor universitario —por el que nadie daba un peso el año pasado al comienzo de la campaña electoral— es reconocido por sus programas pedagógicos en las dos ocasiones en que fue elegido alcalde de Bogotá y refleja para muchos la nueva forma de hacer política: sin corrupción y sin abuso de poder. Su público: votantes de opinión y jóvenes que recién sacaron su cédula de ciudadanía.
Los otros siete candidatos —incluidos los de los dos partidos tradicionales: el Liberal, con Rafael Pardo; y el Conservador, con Noemí Sanín—, se convirtieron en extras de una película que tiene como argumento la “prosperidad democrática”, que abandera Santos, y la “legalidad democrática” que promueve Mockus. Su papel, no será en la primera ronda presidencial del 30 de mayo sino en las elecciones del 27 de junio, para la cual las alianzas serán fundamentales
Lo curioso es que aunque a Santos y Mockus se les quiere presentar como opuestos, por lo menos en propuestas de seguridad y manejo de la guerrilla tienen más semejanzas de lo que ellos mismos quisieran. Mockus, quien ha sido descalificado por su excesivo apego a la pedagogía, ha señalado categóricamente que no va a dialogar con las FARC mientras tengan secuestrados. Una afirmación que parece sacada del mejor repertorio de Uribe y Santos.
Pero la guerra de rumores es fuerte y la polarización es intensa. No se habla de propuestas para los 2.511,000 desempleados, que hacen de Colombia el segundo país con la tasa de desempleo más alta de América Latina (11.7 por ciento). Tampoco se han discutido propuestas concretas para los entre dos y tres millones de desplazados internos cuya atención (ordenada por la Corte Constitucional), será según el ministro de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga, el mayor reto en materia fiscal del próximo gobierno.
Menos hablar de cómo frenar la corrupción administrativa que se ha llevado por las alcantarillas más de 2 mil millones de dólares en los últimos 10 años.
En las calles se habla más de la “contratación” de Juan José (J.J.) Rendón, el venezolano considerado el rey de la propaganda negra en América Latina, para la campaña de Santos. Los seguidores de la “marea verde” aseguran que fue un movimiento desesperado ante sus malos resultados en las encuestas donde o aparece con empate técnico o perdiendo por hasta 10 puntos frente a Mockus.
Sin embargo, el mejor jefe de campaña de Santos ha sido su enemigo de años atrás: el presidente venzolano Hugo Chávez. Sus constantes críticas e insultos no sólo han llevado a Uribe a pedir que cese la “intervención extranjera” en la política colombiana sino a los mismos candidatos a solicitar respeto. Gustavo Petro, del Polo Democrático, quien sostiene una amistad de muchos años con Chávez, lo increpó a dejar de amenazar con suspender totalmente el comercio si Santos es elegido presidente.
La enemistad que viene de tiempo atrás se hizo más evidente con el bombardeo al campamento de las FARC en Angostura, Ecuador, autorizado por el entonces ministro Santos, el 1 de marzo de 2008. En ese ataque murió el guerrillero Raúl Reyes y por ese motivo el candidato colombiano tiene un proceso pendiente ante la justicia ecuatoriana que ha hablado de pedir su extradición.
También es tema de conversación y hasta de sondeos en medios de comunicación, la posición religiosa de Antanas Mockus, quien en un país de mayoría católica se atrevió a casarse en un circo sobre un elefante y en una ceremonia civil. Ante las críticas, el candidato tuvo que afirmar que era lituano, de ascendencia católica, que fue monaguillo cuando chico y estuvo tentado a ser sacerdote. Es más, aseguró que “una cosa es no ir a misa y otra no creer en Dios”.
Pero en la era electrónica poco importa lo que se diga. Lo que aperece en redes sociales —incluidas las amenazas y denuncias de corrupción— es tomado como cierto. La lucha será porque el 30 de mayo los 585,840 seguidores de Mockus en Facebook salgan a votar, en un país donde la abstención rondó el 55 por ciento en las elecciones presidenciales de 2006. Los seguidores de Santos dicen que los primivotantes, se quedarán durmiendo en casa.
Clara Isabel Vélez Rincón. Medellín
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