Thursday, April 22, 2010

Pobre “tonto”, ingenuo, charlatán



POR: ÁLVARO CUEVA

Yo puedo entender que una televisora mexicana vaya y compre en otros países éxitos como “Rebelde way” para hacer un adaptación y ganar dinero. Son éxitos comprobados. Es lógico.

Lo que no puedo entender es que alguien vaya al extranjero y compre lo primero que le pase por enfrente como el formato “Bésame, tonto” de Venevisión Internacional que nunca fue bueno.

Eso es comprar por comprar, quedarse con la sobras.

¿Cómo fue que a TV Azteca se le ocurrió adquirir los derechos de esta telenovela? ¿Nadie pensó en investigar sus antecedentes?

“Quiéreme, tonto”, la versión mexicana de “Bésame, tonto”, deja muy mal parada a Azteca Novelas porque es como si TV Azteca estuviera llegando tarde a la avalancha de melodramas seriados sobre feos y perdedores que al final acaban convertidos en unos mega-cueros exitosos, y porque confirma la mala memoria que existe en la Televisora del Ajusco.

Azteca 13 ya había tocado esta clase de conflictos en el año 2000 con “El amor no es como lo pintan”. ¿Qué necesidad tenía de volver atrás?  ¿Por qué en lugar de retroceder, no avanza?

“Quiéreme, tonto” no le llega ni a los talones a “El amor no es como lo pintan”. Es una telenovela muy menor, se ve como si estuviera hecha por estudiantes que apenas están aprendiendo a contar historias, no tiene un acabado profesional.

Yo la veo y, entre su tono, su estilo y su desconcertante sentido del humor, le juro que siento que estoy viendo un refrito de “Pobre rico… ¡Pobre!”.

Sí, Yahir es una gran estrella con todo el futuro del mundo, Litzy está más hermosa que nunca y, en general, el reparto de esta producción de Igor Manrique (“La hija del jardinero”) incluye a personalidades que podrían hacer una obra maestra, pero no la están haciendo.

La historia es mala (como un chiste que se acaba en dos semanas), el título es pésimo (no es lo mismo ser feo que tonto) y las situaciones van más allá de lo gratuito.

Además, como se nota que los responsables de este proyecto estaban más preocupados por jalar “rating” fácil que por establecer lazos entre el público y la telenovela, atascaron la pantalla de balazos y pastelazos en lugar de permitir que la gente se enamorara de los personajes.

Por si usted no vio este lanzamiento que pasa a las 19:30 horas por Azteca 13, déjeme le cuento de qué trata.

Por un lado está un abogado menso de frenos y lentes que se va a casar no muy convencido. Por el otro, una niña rica que también se va a casar.

El crimen organizado secuestra al abogado menso para cobrarle una deuda del hermano de éste. La niña rica descubre que su novio es el amante de su mamá.

¿Cómo le cobra el crimen organizado la deuda al abogado menso? Obligándolo a robar una pintura en la casa de la niña rica minutos antes de su boda.

El abogado va, le manchan la camisa, se cambia hasta de pantalones, roba la pintura y, sin proponérselo, se lleva a la niña rica que, accidentalmente lo vio encuerado, y que sin más ni más se tira a sus brazos y le grita: ¡Quiéreme, tonto! Fin.

¿Por qué el abogado que protagoniza esta historia es como es? ¿Por qué debemos quererlo? ¿Por qué se va a casar? ¿La chava con la que se va a casar es buena o es mala?

¿Qué onda con la niña rica? A lo mejor usted no lo vio pero despertó el día de su boda y ni se acordaba que se iba a casar. O sea, el tonto no es el abogado, es ella.

¿Por qué tendría el crimen organizado que darle dinero al hermano del protagonista de esta historia? ¿Por qué, en lugar de ir con el tipo al que le dieron el dinero, van a cobrarle al abogado?

¿De cuándo a acá el crimen organizado cobra sus deudas mandando a otros a robar arte en medio de una boda?

¿Por qué el novio de la niña rica es amante de la mamá de ésta? ¿Qué se vieron? ¿Por qué una mamá le hace eso a su hija?

¿Por qué una niña rica le dice “¡Quiéreme, tonto!” a un hombre que ni conoce? ¿Fue por haberlo visto encuerado? Entonces no quiere amor, quiere sexo, y si quiere sexo, sus broncas no son ni con su mamá ni con su novio, son con sus hormonas.

Mire, aquí me puedo pasar todo el día tratando de encontrarle justificaciones a una telenovela que no las tiene y donde, para acabarla de amolar, hay censura.

¿Me creería si le dijera que los personajes de “Quiéreme, tonto” en lugar de decir homosexual o gay dicen “extraño”. ¡Salió peor!

Por querer evitar algo que se ve hasta en las caricaturas, los escritores de este melodrama le están mandando un mensaje de odio a la sociedad.

No, y ni hablemos de la supuesta encuerada del abogado porque ni fue encuerada (jamás se quitó los calzones), ni se vio nada ni Yahir tiene un cuerpo como para despertar la fiebre uterina de una novia decepcionada. ¿O sí?

Éste es el problema de comprar cosas que no fueron diseñadas ni para nuestros actores ni para nuestro país. Éste es el problema de comprar barato. ¿A poco no?

acueva@milenio.com


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