Sunday, April 11, 2010

EN VENEZUELA, SER COLOMBIANO ES UN PELIGRO



Luis Carlos Cossio y su compañera, Cruz Elva Giraldo, son dos de los colombianos detenidos en Venezuela.

MUCHOS COLOMBIANOS E incluso venezolanos no creen en las acusaciones que lanzó el gobierno de Chávez contra la familia acusada de espionaje. Muchos están preocupados ante el riesgo de que la situación empeore.

Una parte importante de los colombianos que vive en Venezuela comienza a preocuparse por la estigmatización de la que es víctima y piensa que con el paso de los días las cosas tenderán a empeorar.

La frase del ministro del Interior y Justicia de Venezuela, Tarek El Aissami, de que la "nacionalidad es un elemento preocupante", al referirse a los supuestos espías y saboteadores que fueron detenidos en el país les hace pensar en que hay persecución contra los colombianos.

Se mira a quiénes se refería el ministro: una familia de productores de helados que lleva varios años en ese país.

En una cámara encontraron algunas fotografías que, según el Gobierno, demuestran que no son simples turistas y que tenían otras intenciones.

El Gobierno de Colombia llamó la atención sobre esta situación y el propio presidente Álvaro Uribe hizo la denuncia y pidió respeto por los derechos humanos de los implicados en el hecho.

De inmediato, el Ejecutivo venezolano contestó que "una vez más pretende el Gobierno actual de Colombia presentarse como víctima, en un caso que implica a un grupo de personas capturadas en flagrancia con pruebas de espionaje que atentan contra nuestra patria".

EL COLOMBIANO realizó un sondeo entre grupos de nacionales que viven en Venezuela sobre esta situación y encontró que en general no creen que se trate de espías, aunque algunos consideran que la situación tiende a ponerse más difícil porque es desde el gobierno que se impulsa el tema.

Algunos coincidieron en que el gobierno venezolano usa el pretexto del espionaje para crear una cortina de humo por la caída en la popularidad del presidente Chávez y que sus efectos serán negativos para los colombianos que habitan en ese país, quienes ya comienzan a quejarse de diversas situaciones que comienzan a vivir.

Alejandro, un comerciante que lleva 22 años en Venezuela, se quejó de que la semana anterior la Guardia Nacional lo hizo parar en carretera, algo que no es nuevo porque le ha sucedido varias veces, solo que en esta ocasión lo tuvieron retenido un largo rato.

"Casi me hacen desbaratar mi carro y no tengo duda de que fue porque soy colombiano pues uno de los guardias lo recalcó mientras buscaban algo que no encontraron. Ahora podría ser yo quien fuera llamado espía", dijo.

El diseñador Gustavo Sarmiento opinó que se trata de otro atropello que hace parte de una cadena que tiende a empeorar en contra de los colombianos y más si no hay una autoridad ante la cual quejarse.

"Aquí se siente uno abandonado y ahora más que antes", agregó.

"Si a unos heladeros por tomar fotos los tildan de espías, por ser colombianos, cualquier cosa le puede pasar a cualquiera", dijo otro comerciante, de nombre Andrés, que lleva 15 años en Venezuela y quien asegura que dejó de creer en el presidente Hugo Chávez, aunque gracias a él tuvo la posibilidad de nacionalizarse.

Tema de corrillos
El jueves anterior en un pequeño corrillo, en la zona de La Candelaria, en el corazón de Caracas, un grupo de colombianos también dio su opinión y coincidió en que es necesario tener más cuidado ahora en la calle porque "ser colombiano se está volviendo un peligro".

"Ahora no sólo hay que tener cuidado de los malandros sino de los policías", dijo uno de los que se encontraban reunidos, tras explicar que en la zona de Sabana Grande algunos efectivos tratan mal a los extranjeros y más si son colombianos.

"Imagínese como será ahora que el Gobierno dice que quien tiene cédula colombiana ya es motivo de preocupación", agregó.

Pero no sólo los colombianos son escépticos frente a este caso. Cuando se le pregunta a algunos venezolanos tampoco creen que se trate de espías y sólo quienes siguen ciegamente al gobierno le dan credibilidad a esta denuncia.

El columnista Simón Bocanegra escribió en el diario Tal Cual , a propósito de los supuestos espías y saboteadores colombianos, que no cree una palabra. "Se nos ha mentido tanto, que la credibilidad de los personeros oficialistas está por debajo de cero. No le concedo ni un microgramo de veracidad a la declaración de El Aissami".

Más adelante se pregunta en su columna qué es lo que el gobierno pretende con "esta mascarada. Por que gratuita no es".

Añade que podría tener el doble propósito de "descargar ahora sobre los hombros de saboteadores colombianos la responsabilidad de la crisis eléctrica" o de otro lado "seguir alimentando la conflictividad con el gobierno colombiano". Mientras tanto, dos periodistas locales no dudaron en señalar que se trata de "un caso inventado".

Jugando con candela

La internacionalista venezolana Beatriz de Majo, conocida por sus vínculos con Colombia, dijo que no hay duda que la situación comienza a preocuparle a los colombianos o a quienes tienen alguna cercanía con ellos.

Según De Majo, la estigmatización que se está creando puede afectar a mucha gente pero puede también ser un arma de doble filo para el gobierno porque son muchos los colombianos o sus descendientes quienes les pueden dar la espalda.

La internacionalista recordó que alrededor del 10 por ciento de la población electoral en este país tiene alguna relación con Colombia y que si se sigue maltratando a los colombianos muchos de ellos podrían darle una sorpresa a Chávez en las futuras elecciones.

También indicó que ahora la gente trata de ser más precavida. "Nosotros los que hablamos de Colombia nos debemos cuidar de lo que decimos porque nos pueden ver como enemigos o como traidores a la patria en algún momento", explicó.

De Majo coincidió con un asesor colombiano que trabaja en Venezuela en que los empresarios también se están cuidando. En las juntas directivas se ha decidido mantener un bajo perfil, cero declaraciones, nada de prensa y publicidad restringida para no afectar los negocios, que de hecho ya tienen muchos problemas.

Al abogado colombiano Ernesto Amézquita, de la Asociación Colombo-Venezolana por la Paz, le preocupa que se use a las personas como chivos expiatorios cada vez que hay elecciones.

Dijo que antes que nada hay que velar por los derechos humanos de los implicados en estos hechos. Diversas asociaciones de colombianos están pendientes de lo que está sucediendo.

"Eso no está bien. Debemos investigar y llegar al fondo de los hechos y condenar todas las actitudes discriminatorias", añadió.

"Ojalá vuelvan la paz, el comercio, la tranquilidad entre los hombres de trabajo. No nos vamos a dejar utilizar en época de preconflicto y cuando hay gente interesada en una guerra", insistió Amézquita.

» Contexto
Alfredo Mancera, detenido


En la esquina de la calle 3 con la carrera 7 de Barinitas, una típica población llanera del occidente de Venezuela, se encuentra Maky Helados, una fábrica de helados que distribuye su producto por varias ciudades del país.
Hay ocho personas trabajando, la mayoría obreros, que ahora lo hacen a media máquina ante la ausencia forzada de su patrono. En realidad es una fábrica que vende al mayor y que se estableció hace once años.
Posee los equipos indispensables para atender una demanda que está en permanente crecimiento, nos dice la chiquilla que no revela más de 17 años




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