
Por: Diego Martínez Lloreda
La renuncia de la gerente de Telepacífico, Patricia López, es el último capítulo del novelón en que se convirtió la adjudicación de los espacios informativos del canal regional.
Este proceso ha estado rodeado de toda clase de cuestionamientos. El primero de ellos fue el plazo inicialmente fijado para la presentación de las propuestas: del 19 al 27 de enero. Es decir, los interesados sólo tenían 8 días para estudiar los pliegos definitivos y allegar la documentación que se requería. Expertos en este tipo de licitaciones aseguran que estas maniobras se hacen para beneficiar a proponentes amarrados por el convocante, que de tiempo atrás conocen las condiciones de los concursos y para sacar de competencia licitantes incómodos. Lo cierto es que las protestas fueron tantas que al canal no le quedó otro camino que ampliar en 15 días el plazo para presentar las propuestas.
Pero la controversia no terminó ahí. Varios de los interesados en participar en el proceso consideraron algunas de las condiciones “muy complicadas de cumplir”. Al punto que se presentaron 38 solicitudes para aclarar o modificar el pliego de condiciones.
Y ahora se presenta la renuncia de la Gerente del Canal, justo cuando la licitación se encuentra en la etapa de calificación de las propuestas. Aunque la señora López atribuye su dimisión a razones de salud, se dice que la funcionaria reunió a sus más cercanos colaboradores y les anunció que se iba del Canal porque no resistía las presiones y porque no quería hacer cosas que pudieran terminar enredándola.
Si esa renuncia fue una mala señal, peor es el nombramiento como presidente de la Junta Directiva del Canal del Asesor de Prensa de la Gobernación, uno de los más obsecuentes subalternos de Abadía, quien, a no dudarlo, cumplirá al pie de la letra las órdenes de su jefe.
Precisamente, detrás de esta novela de suspenso parece estar el interés del Mandatario seccional por quitarle el horario más rentable que existe en el Canal, el del medio día, a un noticiero que ha cometido el pecado de ser independiente. Porque para gobernantes tan elementales como Abadía la independencia es una grave amenaza, pues es algo que no puede controlar. Como el prestigio del noticiero que quiere ‘castigar’ trasciende las fronteras departamentales, el Gobernador de seguro no se atreverá a descabezarlo de un solo tajo. Pero puede hacer algo peor: enviarlo al horario siberiano de las 10: 30 p.m., en el que se quebraron todos los adjudicatarios que lo tuvieron en el pasado. Así Abadía no tendría que hacer nada para acabarlo, porque el noticiero se marchitaría solito. Jugada propia del príncipe Maquiavelo.
Para quienes se preguntan cómo es posible que todo este proceso se haga en plena época electoral y que la adjudicación se realice diez días antes de los comicios, les planteó esta hipótesis: ¿No será esa una buena manera de amedrantar a los noticieros para que no vayan a visibilizar la descarada participación que ha tenido el Gobernador en la actual campaña?
Qué suerte tan triste la de Telepacífico: gracias a los manejos politiqueros de los últimos gobernadores, pasó de ser el canal regional más visto a un órgano propagandístico que pocos quieren ver. Definitivamente, la politiquería eclipsó al Canal del Sol.
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