POR: JAVIER SANTAMARÍA
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La tachada desfachatez, irreflexión y desprejuicio con el que manejan sus vidas algunos famosos ha sido tema recurrente de revistas, programas de radio y televisión, libros biográficos, foros en Internet, un demandado y sustancioso platillo consumido en distintas épocas con el mismo aspaviento, morbo y goce, gracias a las pilatunas de estos idolatrados “semidioses” que un día saltaron a la codiciada fama y nunca se cohibieron para exacerbar esa singular característica que matiza sus personalidades: La irreverencia.
Ejemplos hay por centenares, unos son más osados que otros, pero todos tienen en común que no soportan el convencionalismo y tienen una fijación por quebrantar los cánones de moralidad y toda regla social vigente o por trazar; Ellos se auto conceden carta blanca para “hacer y deshacer”, evidenciando en apariencia que no tienen principios, ni Dios, en una sociedad que los juzga y se debate entre odiarlos o amarlos, porque secretamente se desea ser como ellos o al menos parecérseles o tener una milímetro de la “fibra de avanzada” de la que están hechos.
Se tejen mil y una historias alrededor de las excéntricas vidas de estos “diablillos” del mundo farandulero, verdades o mentiras que consecuentemente pasa a convertirlos en leyenda. Tal es el caso de Madona, quien a lo largo de su carrera a logrado reinar como la artista más polémica y controvertida de nuestra época, su solo nombre es sinónimo de irreverencia absoluta y aunque excomulgada, su legado de vida ya esta inscrito en la historia de la humanidad.
Ajustado a este perfil se encuentra igualmente la millonaria Paris Hilton, “la niña escándalo” de Estados Unidos, la princesa Estefanía de Mónaco y el cantante ingles Robbie Williams, quien representa la versión masculina de Madona.
Nuestro retrogrado y timorato tercer mundo, también ha dado artistas polémicos e irreverentes de muy buena casta, tal es el caso de la mexicana Alejandra Guzmán, a quien de inmediato asociamos a todo aquello que va en contravía de los parámetros marcados, es una mujer que vive la vida a millón, manejándola unas veces con torpeza y otras con sensatez, pero al fin y al cabo a su manera, lo que la hace autentica.
Le siguen muy de cerca la vedette cubana Niurka Marcos, rodeada de torbellinos escandalosos que tienen como eje su polémica vida sexual, ya se la cataloga como la más temida “devoradora de hombres” de la farándula mexicana y el actor Eduardo Palomo, quien hace unos años pasó a convertirse para sorpresa de todo mundo en “Libertad”, un discreto icono del transexualismo y abanderado de sus derechos civiles.
Remitiéndome a nuestra farándula criolla, son contadas las figuras que entran en el marco de los polémicos e irreverentes, pero quizá quien reúne todos los requisitos es la actriz Carla Giraldo, una mujer madurada biche a quien la fama ha golpeado con contundencia, enseñándole a mantener los pies en la tierra, pero sin perder su esencia rebelde y frentera.
La dulce Lolita que debuto hace unos años en una telenovela, es hoy por hoy una mujer hecha y derecha, con las experiencias abarrotadas en sus escasos veintitrés años y que sin querer queriendo a escandalizado a medio Colombia al revelar sin tantas arandelas que es Bisexual y hoy vive un tórrido romance con otra chica de su edad.
Dentro de los modelos de irreverencia menos pendencieros, pero igualmente resonantes se ubican reconocidos Colombianos, que gracias a sus peculiares personalidades y su desenvolvimiento dentro del entorno social, aportan su grano de arena en aras de la irreverencia, algunos de ellos son:
Martín De Francisco y Santiago Moore, dos impertinentes incorregibles, por mucho tiempo se burlaron de la vida, la gente y la sociedad, valiéndose de un “ negro sarcasmo”, hay quienes los catalogan como los “Buenos para nada” más reconocidos de la TV.
“Don Jediondo” un personaje de ficción que con su particular jerga y humor boyacense provoca no solo risas, sino la indignación de quienes en cada una de sus espontáneas apariciones en pantalla o el escenario, se sienten agredidos por el doble sentido de sus chistes que rayan en la chabacanería.
En mundillo político, el señor Moreno De Caro, fue reconocido por sacarle los trapitos al sol a los indignos gobernantes de la patria valiéndose de crudas arengas y puyas simbólicas, para sus detractores de lid es simplemente un lunático empedernido.
Recordemos a Gonzalo Gallo González, este conferencista y escritor encaja también en esta lista, el ex sacerdote siempre se caracterizo por ejercer un sacerdocio de vanguardia, demasiado liberal para una intransigente iglesia que nuca vio con buenos ojos su personalidad con visos heterodoxos, asperezas irreconciliables que determinaron su renuncia.
La señora Andrea Echeverri, vocalista de la agrupación “Aterciopledos” simboliza con honores lo sobrio de la irreverencia, nunca ha necesitado valerse de estratagemas prefabricadas para ser el centro de atención, ella es como es, simple, autentica y talentosa, o no “su merced”.
Seguramente un centenar de años atrás estos personajes a los que hoy tachamos de irreverentes y desprejuiciados, serian condenados a la hoguera por virtud de la Santa Inquisición, como aconteció con todos aquellos que en esa época forjaron el pálido bosquejo de una transición generacional.
¿ Que clase de irreverente es usted ?....